
Más tarde, a finales de los setenta del siglo XX, Guillermo Barbosa donó el azulejo de la aparición que estuvo colocado en la fachada de la Ermita hasta 1991, y que sirvió para que nos hiciésemos una idea de cómo pudo ser aquella escena del siglo XV.
Este retablo cerámico, hoy en paradero desconocido, nunca debió haberse retirado de su emplazamiento sin haberse pensado un lugar alternativo. Hay quien dice que está en manos de un particular amante de las cosas antiguas, si es así es hora de que recapacitase y lo devolviera al pueblo. Si son solo rumores, deberíamos intentar entre todos encargar una réplica del mismo para que las nuevas generaciones de trebujeneros conozcan la bella historia de la Aparición de su Patrona.