Son personas por todos conocidos, que han estado junto a la Virgen en las verdes y en las maduras, y que en estos momentos se sienten en la obligación de hacer lo que están haciendo, porque creen estar trabajando por la causa de la Virgen de Palomares en Trebujena. Estuvieron allí en 1994, cuando se rehabilitó la Ermita y muchos por diversas razones dieron la espalda y lo están ahora, diecisiete años después. Estas personas, junto con las mujeres de la Junta de Gobierno de Palomares, las hermanas de la Soledad, el párroco y un grupo de personas voluntarias que acuden allí tarde tras tarde van a ser los artífices de que la Ermita, ya pronto Santuario, luzca con mayor esplendor cuando regrese la Virgen el próximo 31 de Octubre, poniendo su ilusión en todo lo que hacen y cuidando hasta el más mínimo detalle.