De modo similar al altar de la Soledad se ha reformado el de nuestro Patrón, San Sebastián (sufragado en este caso por la hermandad de la Patrona). El nuevo fondo de damasco acentúa la valía de la talla del s. XVI. Se ha cambiado también la instalación eléctrica que posibilita encender las tulipas de los ángeles lampareros que lo custodian, así como la capilla que alberga el relicario. Las hermanas de la Soledad le han realizado un nuevo mantel a semejanza con el de la hornacina de su titular.Todo el conjunto se remata con otro par de aceiteras de plata como las descritas en la entrada de ayer.