El pasado domingo 7 de Febrero se celebró una vez más la popular fiesta de la Candelaria, renovándose el rito de la presentación de los niños nacidos durante el año a la Virgen de Palomares. Poco después de las 11 de la mañana comenzaban a llegar los primeros carritos con los bebés que, aprovechando la soleada mañana, se concentraron en la explanada de acceso a la Ermita ante la imposibilidad de acceder a la misma por falta de espacio (ya que desde las 11 se encontraba llena de feligreses que asisten cada domingo a la Eucaristía). Concluída la misma, se procedió a abrir las puertas de par en par para agilizar la salida y entrada de personas en el templo. Sobre las doce comenzó el acto de la presentación; tras unas palabras del párroco se procedió a la subida al camarín, donde los nuevos trebujeneros pasaron bajo el manto protector de su Patrona, acompañados por los padres y en algunos casos por abuelos. Tras recoger un diploma como recuerdo de tan entrañable acto, regresaban a casa con la satisfacción de un deber cumplido. Como curiosidad, mencionar que habían sido citados 87 nuevos bautizados aunque, como viene siendo habitual, se pudieron ver otros niños que aún han recibido las aguas del bautismo.
La Virgen, siguiendo la tendencia de los últimos años, lucía unos de sus mantos de brocado (en esta ocasión el celeste) y el niño estrenó un clásico batón, propio de la festividad, realizado por la hermana y miembro de la Junta de Gobierno Pepa Suárez.