
En costumbre vestir a las imágenes marianas de acuerdo con los colores que determinan cada uno de los tiempos del calendario litúrgico de la Iglesia, aunque tampoco es aconsejable llevarlo simpre a la práctica cuando hablamos de imágenes que cuentan con más de quinientos años de historia con el fín de preservar la integridad de tan valiosas tallas.
La Virgen de Palomares suele vestir manto morado en cuaresma, blanco o rosa en pascua y alguno de brocado desde su besamanos en Mayo hasta la subida al paso en Agosto. Durante su estancia en la parroquia luce alguno de brocado, y después de los Santos, alguno de los antiguos.
En estos días luce una imagen inédita con el manto de brocado rojo (color que la liturgia destina a los mártires, como es el caso de San Sebastián) y el rostrillo bordado por su devoto e hijo de la localidad Paco Campos.