Pasadas las diez y media de la noche de ayer el paso de la Virgen se posaba en el interior del Santuario. Durante hora y media recorría la distancia que lo separa de la Parroquia repitiéndose la estampa de cada 31 de Octubre, en una noche en la que la climatología se contuvo de forma quasi milagrosa, pues el día fue completamente gris y a las doce y media descargó un fuerte aguacero que de adelantarse en el tiempo hubiera tenido unas consecuencias que mejor no pensarlas.
A las nueve se abrían las puertas de la Parroquia para dar paso a la comitiva que abría la cruz parroquial y los ciriales, seguidos por el simpecado escoltado por faroles y la presidencia de la hermandad presidida por el estandarte corporativo. Seguía el cuerpo de acólitos, antecediendo al paso exornado por gladiolos y claveles blancos. Como viene sucediendo en los últimos años, es de destacar la gran cantidad de trebujeneros que se agolpan tras el paso de la Patrona.
Una vez en el Santuario, tras el canto de la Salve y los clásicos vítores comenzaba la labor de desmontar el paso y dejar el templo de dulce para la celebración del día siguiente.
Pasadas las once de la mañana comenzaba la Solemne Función Votiva que viene celebrándose ininterrumpidamente desde hace 256 años.
Se repitió el ritual. Mañana de cohetes, campanas y pausado caminar de fieles hacia Palomares. De trebujeneros que viven fuera y aprovechan la visita anual los seres queridos en el camposanto y el "cumplir" con su Virgen cada 1 de Noviembre. Tras la homilía se renovó el voto que hicieron a perpetuidad los cabildos municipal y eclesiástico en 1756. Los magníficos cantos del coro parroquial solemnizaron la celebración.