En la mañana de ayer la Hermandad de la Virgen de Palomares, junto con parte de la comunidad parroquial, rindió un emotivo homenaje a Dña. Josefa Cabral Pérez, por su dedicación y entega a la hermandad durante décadas. El acto principal se desarrolló al término de la Solemne Función Votiva celebrada en el Santuario a las once de la mañana.
En la homilia, el Director Espiritual fue introduciendo magistralmente el tema, conjugando el tema de la santidad con las personas anónimas que día a día trabajan incansablemente por la Iglesia.
Tras la bendición final, se dio lectura al acta de las reunión de la Hermandad celebrada el pasado 28 de Octubre en la que se decidió nombrar a Pepita, Camarera Honoraria Perpetua, según se recoge en el capítulo de honores y distinciones de las reglas de la hermandad. Fue en este preciso momento cuando se dio cuenta de que era un homenaje hacia ella, preparado con sigilo por la hermandad con la colaboración de sus familiares.
En el presbiterio se encontraban los miembros de la Junta de Gobierno, que le fueron entregando el diploma enmarcado que acredita esta distinción, un ramo de flores, una foto suya enmarcada portando la corona del Niño el día de la Coronación Canónica, una imagen de San José (por su labor como camarera de su altar de la parroquia) y unos pañuelos bordados por las Clarisas de Lujua (Bilbao), que quisieron sumarse al homenaje enviando una carta de felicitación que fue leída en ese preciso instante, causando la admiración d elos asistentes.
A continuación el párroco le dedicó unas palabras y el coro comenzó a entonar el Himno de la Virgen, que sirvió para rubricar el acto.
Luego llegarían las sesiones de foto, con la hermandad, con su familia, con sus amigas,... y las continuas felicitaciones de muchos de los asistentes a la misa.
Sobre las dos de la tarde comenzaba el almuerzo en su honor, celebrado en el Salón las Adelfas en Lebrija, almuerzo que organiza cada año la Hermandad de la Misericordia y que este año accedió a la petición de la Hermandad de Palomares para que fuese dedicado a Pepita, como figuraba en la carta de menú (presidida por una foto de la Virgen).
Tras el almuerzo se proyectó una presentación en la que se recordó su vida y su labor en diferentes facetas parroquiales (camarera de San José, miembro del coro Sta. Teresa de los Jueves Eucarísticos, responsable de la Asociación de las Hijas de María, tesorera de la Hermandad de Palomares, ...). A continuación llegó el homenaje de las hermandades de penitencia asistentes al almuerzo (Nazareno y Misericordia, que le entregaron sendos cuadros con sus titulares, como ya había hecho la Hermandad de la Soledad en Palomares). Para finalizar la homenajeada dio las gracias por todo.
Aunque nada sería suficiente para agradecer a Pepita su dilatada labor y entrega , la Hermandad de Palomares ha estado a la altura de las circunstancias, a juzgar por las continuas felicitaciones que está recibiendo por la organización de este homenaje y el acierto de hacerlo coincidir con la Función de los Santos.
Su trabajo y sus críticas costó. Pero todas estas cosas se pasan por alto cuando se trabaja de corazón.