Desde hace algunos años el ajuar del Virgen ha aumentado considerablemente fruto de las donaciones de sus devotos, llegando a poseer una completísima colección de juegos de sayas y mantos. Aunque los vestidores intentan cambiar a la Virgen de acuerdo con las distintas épocas del año, resulta casi imposible ver un mismo manto repetido en un periodo de menos de dos años, a excepción de los mantos procesionales y de los que representan ciertos colores litúrgicos como el morado o el rojo, color que la Iglesia reserva para los mártires, como es el caso de San Sebastián. Así de guapa lucía la Señora para la festividad de nuestro Patrón, con un rostrilllo de encaje plateado al estar el habitual en proceso de restauración.
Por cierto, que los vestidores han anunciado una novedosa sorpresa para la Fiesta de la Candelaria. Seguiremos informando.