Si días atrás informábamos que el Simpecado de la Virgen, una vez acabada la Novena, había sido colocado en el camarín del Santuario; hoy, tenemos que decir que recibe culto en el altar de San Sebastián ya que el Patrón se encuentra, como ocurriera el pasado año, en el baldaquino del camarín.
Los responsables de este cambio han sido los miembros del grupo joven, quienes a tenor de una boda celebrada en el Santuario el pasado sábado lo han hecho con toda la mejor fe para que los contrayentes, que no sabemos si se habían percatado de la ausencia de la Virgen a la hora de fijar la fecha, se casaran ante la otra imagen patronal.
Se da la circunstancia de que el sábado también se oficiaron unas exequias por lo que el Patrón no sólo es testigo de los nuevos matrimonios sino también recibe el cuerpo de los que ya parten de este mundo.
Después de más de cuatrocientos años, San Sebastián vuelve por unos días a presidir su antigua ermita.